Viajar es no sólo conocer, también es mostrar quien es uno. Les pasó a los niños y niñas de La Cruz que por primera vez viajaban como delegación. Portaban en sus buzos con los “colores más lindos del mundo” el escudo que los define y uno de ellos con un balón en las manos, para mostrar que su deporte es el baloncesto. Santiago y Concepción nos esperaban. La Moneda y luego canchas apropiadas para el desarrollo de este bello deporte. La cancha de la plaza Arica, que debe volver a ser nuestra, merece una remodelación profunda. Aún esperamos por nuestra sede.

Conocer la inmensa y bella Universidad de Concepción y ser recibido en su biblioteca, un lujo. Dejamos además el libro sobre Juan Ostoic y el otro que habla de nuestra historia, el de la misma cruz. No pasó desapercibido la semilla cruciana. A un niño le preguntaron con cierta suspicacia de qué país era y respondió soy iquiqueño. Una marea amarilla y negra coloreó aún más el intenso verde de esa gran ciudad donde muchos de los de aquí estudiaron, pensando siempre en volver. Imaginé al Ciuc (Centro de iquiqueños de la Universidad de Concepción) y a los ingenieros que lo formaron. Uno de ellos gran socio de La Cruz.

En esas hermosas y familiares canchas el grito cruciano estallaba. El balón siempre o casi siempre entró (siempre la bandeja con el tablero). Se imponían los nuestros por su elegancia y prestancia. Trabajo en equipo y sin culparse por los errores  cometidos. Es un juego y los menores deben divertirse, hacer amigos para toda la vida. La gira se llamó por “La senda de Manuel Ledesma” el pampino que jugó por La Cruz y conoció el mundo, en los juegos olímpicos y mundiales. Cada cruciano lleva a un indio Ledesma en su corazón.

Al terminar nuestro último encuentro se le preguntó al formador del otro equipo su opinión sobre La Cruz. Les pareció un equipo equilibrado, con vocación grupal, elegante… Y remató con la siguiente afirmación: “Se nota que son iquiqueños”. Nos dio más detalles: es que van a todas, van al piso”. Esa marca de identidad nace del hecho de que todo nos cuesta.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 13 de octubre de 2024