Sonaban las «chanchas» (luego supimos que se llamaban Wurlitzer) en Iquique. Una de ellas, la del Murex, amplificaba los sonidos del rock venido de los Estados Unidos. Las calles se pusieron cólericas. Elvis Presley, Bill Halley, y tantos otros que con el rock desplazaban, por lo menos, así se entendía, al bolero y al tango, paso a paso se imponía en el paladar de los jóvenes.
La Nueva Ola, con el Rey del Twist, mandaba en el dial de la radiotelefonía local. El rock nacional, empezaba a balbucear sus primeras melodías. Los pantalones de vaqueros eran casi exclusivos. Walter Milicay, en la plaza Arica monopolizaba su uso. El Puerto Libre nos trajo las radio a pilas, los tocadiscos, y las guitarras con la que, por ejemplo, los New Demons, empezaron a garabatear su «No llores por amor». Nadie sabe cómo, pero si donde se realizó, en Iquique, quizá el primer concierto en vivo de esa música que escandalizaba a los mayores. El teatro Aruco ya sabía de presentaciones en vivo. Pero a lo que me refiero, tiene que ver con la puesta en escena de la estética del rock.
En la mitad de la década de los 60 visitó la ciudad Jhuliano El Extraño, un rockero argentino que se hizo acompañar con un grupo nacional llamado «Los amigos de María». Recuerdo que en el salón de actos de la escuela del chico Vega y del chute Carríon, es decir, en la 4, se presentaron con toda la sicodelia que el momento ofrecía. Uno de los temas que interpretaba con singular devoción era «Jinetes en el tiempo».
“Si yo quiero creer en ti” fue otra canción que compuso. Lo singular de este tema, fue grabado en un vinilo de 45 rpm, es que fue interpretado por la inolvidable Magaly Moya, iquiqueña. A ello le debo tener esa joyita. Hay pocos rastros de la presencia de Jhuliano en Iquique. En la internet no aparece mucho. Por lo mismo se ha convertido en un personaje de culto. En la vieja escuela 4, en noches de luna llena, se escuchan algunos versos de este enigmático personaje.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 1 de junio de 2014, página 14.