Liviano que tiene el puño pesado

Empezó a los 20 años en el viril deporte- Ha realizado 53 combates; de ellos ha ganado 46 por nocauts – (De “La Nación”, de Santiago).-

El boxeo iquiqueño puede estar satisfecho de lo que han hecho sus representantes en el Campeonato Nacional de este año. Cual más cual menos, cada uno de los muchachos de la tierra del salitre ha estado en lo suyo, y han respondido a la tradicional calidad del pugilismo iquiqueño.

Claro que, como ocurre siempre, ha habido figuras en el equipo que han destacado del resto. Oscar Alvarado, en el peso gallo, dio bastante que hablar cuando en una faena inteligente y sin ningún complejo eliminó al veterano Nelson Carrasco. Lo propio ocurrió con el mosca Joaquín Cubillos, quien en una pelea estremecedora, que pudo hacer suya, cayó ante José Flores, de Valdivia, luego que éste en el primer asalto se fue a la lona tocado por un terrible zurdazo del nortino.

Para completar el terceto, Juan Olivera, el peso liviano de quien justamente hablaremos ahora. Es posible que el muchacho de Iquique no consiga este año el título: pero igual quedará en las retinas de los aficionados como una figura de aquellas que se dan de tarde en tarde. Explicable esta impresión, ya que el zurdito nortino tiene aquello inconfundiblemente grato para el público: una pegada liquidadora y con ambas manos. Sobre esa, su mejor arma, fue avanzando en el torneo y dejando en el camino, primero al penquista Adrián Alarcón y más tarde a Lorenzo Ruiz, de Punta Arenas. Ambos cayeron eliminados en el primer round, no bien Olivera le hizo sentir sus manos.

El historial del liviano iquiqueño es notable. Tiene 24 años y ha realizado hasta la fecha 73 peleas. De ellas ha perdido sólo seis – cinco por puntos y una por nocaut.

El resto han sido todos triunfos, con 46 liquidadas por el trámite rápido. El año anterior vino por primera vez en la categoría pluma y fue eliminado por Sergio Aguilera, de Santiago, ahora en el profesionalismo.

Nervioso, con un leve tartamudeo en el hablar, no parece Olivera darle importancia a lo que ha hecho en el boxeo. “Aprendí mirando – dice- el año 1958. Soy amigo del “ñato” Loayza y del “indio” Funes, y ellos me enseñaron. No me había puesto nunca los guantes y un día, sin saber nada, entré a un ring. Tuve suerte, ya que el otro gallo se fue cortado en el primer round. Eso me entusiasmó y seguí peleando”.

Dijimos que Olivera era zurdo: pero pegaba igual con las dos manos. Esto lo ratifica diciendo: “En realidad, las veces que he ganado por nocaut no han sido siempre con la zurda. En muchas mis rivales han caído cuando les metí la derecha. No sé por qué es esto; pero al final da lo mismo. Lo que me interesa es terminar rápido…”.

– ¿Tienen facilidades en Iquique para hacer boxeo?

-Muy pocas. Antes a los peleadores los preparaban con tiempo y los sobrealimentaban. Ahora como las cosas están malas y las pegas son escasas, no hay dinero, y, a pesar del empeño de los dirigentes no existe mucha ayuda. Una semana antes y a veces menos nos concentran, y de inmediato nos mandan a Santiago. A raíz de esto se pierden cabros muy buenos, que son pobres, no tienen plata, ni tampoco las familias pueden ayudarlos.

– ¿Cómo enfoca las peleas?

-Sé poca técnica, y tampoco me gusta boxear, así que apenas tocan la campana entro a pelear, como a mí me agrada…de frente, a la iquiqueña, sin echar pie atrás. Si meto las manos estoy listo…si el otro pega más fuerte, aguanto hasta donde pueda. Por suerte hasta ahora, sólo Moscoso, también de Iquique, me pudo ganar por nocaut. Por eso no pienso cambiar de estilo, ya que peleando me ha ido más o menos bien.

-¿Hasta cuándo piensa pelear?

Unos dos años más. Después me retiraré. El boxeo es muy duro y prefiero alejarme sin que me hayan machucado…

(J.F.B.)

El Tarapacá, 6 de noviembre de 1962, páginas 6 y 7.