Jugó en Iquique, por Jorge V.

Campeón de Chile, el año 1943, cuando Iquique gana el Absoluto.

Jugó por Audax Italiano y Green-Cross.

Cuando Iquique sorprendió con su triunfo absoluto en el campeonato nacional  de 1943, los enviados de todos los clubes anduvieron rondando a los campeones. Que unos se interesaban por Gallardo, que otros por Sola, que otros por Acuña, un insider laborioso, incansable, sin asomo de técnica, pero de una pujanza extraordinaria. Los laureados volvieron al terruño y dejaron vivas las esperanzas de los que pensaban contarlos en sus planteles.

Pero Audax Italiano había trabajado en silencio. No había mostrado codicia por ninguno. Sin embargo, desde los tablones, una y otra vez sus dirigentes pusieron la vista en aquel insider. Y Juan Manuel Acuña fue el único que se incorporó al fútbol profesional. Atraído por las proposiciones  que fueron a haberce a su misma causa. Llegó en un momento que tal vez no era el mas propicio para un debutante. Había muchos nuevos en la escuadra verde y el conjunto, cuya característica de siempre había sido su ensamblamiento, tenia que perder, lógicamente, aquella virtud. Entre tanto valor nuevo se produjo transitoriamente un desconcierto que fue más allá de la cancha misma para invadir el ánimo de los hinchas y de la directiva, y fue Acuña  el más perjudicado. No funcionaba  aquella delantera con Piñero, Acuña, Alcántara, Palacios, Díaz o Ugarte  y algún otro con quien se intentó fórmulas que pareciera que parecieron mejores. Y el primero en perder su puesto de titular fue Acuña.

Una vez lo incluyeron en la línea media, pero tampoco allí logró conformar, en el ánimo de todos quedó la impresión de que había sido un error la contracción  del player nortino. Y solo quedó esperar que cumpliera su contrato para que volviera a Iquique. Fue justamente cuando Green –Cross reclutaba figuras que parecían de segundo orden a fin de formar su team para el campeonato de 1945.

Y por algo que  nadie explicó entonces, uno de los elegidos fue Acuña. Los del Audax encontraron la ocasión, pero como también  había que resarcirse de lo que el iquiqueño les había costado, pusieron su precio que ahora parece ínfimo, pero que los de la cruz verde no estaban dispuestos a pagar quince mil pesos por un placer de la reserva era mucho. A juego perdido, Audax aceptó el préstamo. Y el brioso entreala que había venido a triunfar con la casaca verde trocó divisa, como íltima esperanza para sus ambiciones incumplidas.

Lo demás es cosa ya sabida. Al estimulo contagioso de una campaña excepcional, Juan Manuel Acuña se convirtió no solo en un real valor en la escuadra gree-crossina, sino en el fútbol profesional. En el término de un año se recuperó con creces de aquella postergación que había experimentado. Fue hasta candidato a la selección nacional y mereció que se le nombrara en la cita  cada vez con mayor abundamiento de elogios. Dejó de ser un player de acción  meramente voluntariosa para convertirse en un jugador con todos los atributos inherentes al crack. Y así  como subieron sus bonos en la cancha, subieron aquellos que fijan la cotización  en las tesorerías. Y aquel player, por quien  un año antes se estimó excesivo pagar quince mil pesos, fue solicitado en cincuenta mil.

Audax había tenido, desde fuera, la revelación de Juan Manuel Acuña, half. No iba a dejarlo ir ahora. Y Green-Cross nada pudo. Solo las tardías lamentaciones por no haber dado, tampoco en el momento oportuno, su justo valor a quien, sino había triunfado, había sido exclusivamente por esos factores que tan poderosamente influyen en el rendimiento de un jugador súbitamente transplantado a otro medio muy distinto del suyo, con mayores exigencias, con otro espíritu… Acuña ha vuelto al club  de colonia, no ya como un modesto muchacho provinciano que busca abrirse camino. Ha regresado como una de las mas firmes figuras del plantel, como el que quiso serlo desde el primer día que entró a Carabineros con la casaca verde, sin contar con aquella contra grande que significaría ser también debutante en un cuadro en que debutaban muchos.

MEGAFONO.

Tomada de la revista Estadio, Nº 153, página 23.

20 de abril de 1946

La foto es de la revista Estadio