Detrás de sus espesos y negros bigotes había un hombre tierno que hizo de la palabra persuasión su mandamiento, en aquellos tiempos en que para imponer sus argumentos, algunos levantaron la voz e hicieron hablar los fusiles. Don Julio, era un intelectual de esos, parafraseando a Borges, que no usaban armas de gatillo. Las de él, era el diálogo. Por lo mismo era un hombre inteligente. En la década de los 60 cuando Iquique lentamente despertaba de su largo letargo, se auto impuso iluminar la ciudad. El Museo Regional ese que estaba en la calle Bolívar fue una de sus obras junto a otros, que creía que la cultura era vital para salir de la crisis. Habitual columnista de la prensa local, comentaba el desarrollo de la pintura, del teatro, del cine y de todo aquello que sirviera para embellecer el mundo. Pero no era un ilustrado de esos que despreciaba el pueblo. Con la palabra bien escrita le brillaban sus ojos. Soy columnista gracias a él.

Fui su alumno y creo, de alguna manera su amigo. Me beneficié de su capacidad para no perder la calma, cuestión que a veces olvido. En los 70, en el Liceo de Hombres, jugó un rol fundamental en la formación de la comunidad liceana, aquel espacio en que profesores, apoderados y estudiantes conversamos acerca del futuro. Me prestaba la revista Mundo 70, una revista de cristianos de izquierda. Don Julio sabía construir puentes. Nos tenía paciencia. El golpe de Estado del 73 lo exilió de su liceo y lo confinó a tareas burocráticas. Nos volvimos a encontrar y a conversar en lo que habíamos fallado a pesar de tantos aciertos. Comentábamos la revista Mensaje. Siempre fue amable, sonriente y con una capacidad para escuchar increíble. No éramos sus alumnos, éramos sus muchachos. Con su muerte, el republicano Liceo de Hombres, ese de «la vanguardia de Chile», pierde una viga maestra, desaparece un hombre articulador, un esteta, un conversador, un intelectual de esos que a su modo, desconfiaba de la razón, por lo mismo que sabía que «el sueño de la razón produce monstruos».

Publicado en La Estrella de Iquique, el 25 de marzo de 2018, página 15.