En la década de los años 80, al igual que en otras ciudades del país, grupos de profesionales, entre otros, se dan a la tarea en Iquique, de producir nuevas publicaciones. Ello debido al monopolio y a la censura que había en los medios de información en la época del régimen militar. Eran pequeñas publicaciones que alguien llamó “micro-medios”. Hechos a mimeógrafo en alguna imprenta amiga y valiente, con el soporte de los esténciles y a hojas de roneo, se informaba lo que la prensa oficial no permitía. Eran barriales, sindicales o estudiantiles.

Los hubo de todo los tipos y  tamaños. Sus nombres eran variados y en algunos casos ingeniosos. Veamos algunos: “Barco de papel”, “Perforo”, “Abrelatas”, “La Canasta”, “Vamos Mujer”, por sólo nombrar a los más representativos.

“La Canasta” fue uno de esos micro-medios. Lo editaba el Club Deportivo La Cruz en la Plaza Arica. Y se definía como órgano cultural. Se publicaron cerca de cinco números el año 1981. Era el producto de un grupo de hombres y de mujeres que veía en esa publicación un modo de decir lo que no se podía decir, de expresar opiniones y de rebelarse aunque fuera de ese modo. Constaba de 13 páginas y su tamaño era oficio. Tenía un comité editorial compuesto por sociólogos, psicólogos y profesores. Un conocido arquitecto, joven en ese entonces, diseñó una de las portadas en base a una fotografía de otro amigo. En cada página se insertaba una frase motivadora. Una de ellas era del poeta Nelson Schwenke: “Y no esperes que por ti vayan pensando, es peligroso te pueden ir engañando”. La edición Nº 3 es un especial sobre alcoholismo y se refieren a este tema Juan Podestá, Carlos Aguilera, Ricardo Bustamante, Bernardo Guerrero y Víctor Cavieres. Sergio González,  escribe sobre los baños Bellavista. El profesor Tiberio escribía el horóscopo.  Así para los Gemenis se decía “Demasiado apego a la TV, lo está alejando de la realidad”. Edgardo Barría reflexiona sobre la misión del entrenador, en este caso de basquetbol.  De moda estaba la tele-novela “La madrastra”, y Arturo “Bola Guau”, escribe “El padrastro”. Una página en la que el barrio Plaza Arica se hace presente con todos sus personajes: Curinche, la Lala, Cachencho, Marcos Brantes, el Oveja, entre otros, llevan el drama a la máxima expresión. Una caricatura, don Zofro, medita sobre el quehacer de la ciudad desde su vienesa, una idea de don Julio Romero.

Todo este proceso editorial, así se llama ahora, era dirigido por Luz María Armijo. En su mejor momento tuvo tres apoyo en publicidad. El Bazar Plaza Arica, la panadería Pan D”Or y el Supermercado Miquel, de don Guile que nos dejó hace un par de meses.

Estos materiales, que están en la Fundación Crear, son una buena muestra de la inventiva y valentía de la época para atreverse a emitir una opinión diferente a las que promovía la televisión y prensa de esos años.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 17 de abril de 2011, página A-9

 

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