Con esa expresión, “la de los chinos”, la gente recuerda a la escuela Centenario. Los que pasamos por sus aulas de madera, llevamos casi como una segunda piel esa marca. Para muchos resulta casi insólito que una de nuestras más sentidas señas de identidad, sea cantar el himno chino. Y así no más es. Más que un certificado, cantar esa canción, da fe de que somos de allí.
La 6 o la Centenario nació en el 1910, en pleno Centenario de la República. Ello gracias a que la Colonia China donó los terrenos donde actualmente se emplaza (Juan Martínez con Serrano). Lo demás viene por añadidura.
Casi a los cien años de su fundación, la escuela 6, viene a replicar el ambiente multicultural de comienzos de siglo XX. Hoy en sus aulas la diversidad cultural es el pan de cada día. Niños y niñas de países vecinos comparten, tal vez no un mismo pasado, pero si un futuro en común.
La escuela 6 forma parte de un ambiente mayor. El barrio Plaza Arica, San Carlos, el ex Matadero, hoy barrio boliviano/peruano (Esmeralda 1000), alimenta con voces y juegos las aulas de esta casi centenaria institución.
La multiculturalidad es un desafío para los maestros y maestras de la escuela que dirigiera, entre otros, José Coloma y …., una oportunidad que hay que saber valorar y trabajar. Un desafío, además, porque permite conocer otras culturas, otros juegos, otros aromas, otros sonidos.
Pero lo más importante, es ver como se logra articular la escuela con el barrio. Una integración que antes del año 1973 se daba en forma natural. Entender que el barrio es también un espacio educativo. Y asumir que otras estructuras como el club deportivo y el baile religioso, por sólo nombrar dos, pueden ayudar a la tarea formativa de los niños y de las niñas.
En el umbral de los 100 años de la Centenario, vale la pena reflexionar sobre su misión, y más aun por los desafíos de enseñar en un mundo cada vez más complejo, pero más interesante. Y uno de ellos es como en un ambiente de multiculturalidad, podemos garantizar la identidad de cada una de las nacionalidades que asisten a clase, y a la vez fomentar la integración, y no la asimilación.
La 6, hoy E-76, la de los chinos, la de la Plaza Arica, ha sabido modelar la conducta de un barrio vital, que tiene que luchar cada día contra el estigma. Los que nos nutrimos de las enseñanzas de un Octavio Villarroel y de Pablo Santa Cruz, no podemos sentir más que orgullo por haber aprendido a deletrear sobre bancos de maderas, el sonido y la potencialidades de las vocales.
Publicado en La Estrella de Iquique, 11 de octubre de 2009