Le hemos llamado la mar en vez del mar. El mar son los otros, extraños que en el Liceo aprendíamos sus nombres: Indico, Egeo, Caspio y tantos como el Mar Muerto y el misterio ¿Por qué se llama así? Lejanas geografías que conocíamos a través de películas, revistas como Life, entre otras.

Pero, para nuestros pescadores era la mar o la Juana. Los del Colorado, los del Morro o los de Cavancha le tenían un respeto mayúsculo. “Con la mar no se juega” o “Nunca hay que darle la espalda” así lo establecía el código no escrito de esa tradición que debe venir desde los chinchorros y de los changos, los primeros en estar en comunión con la mar.

La caza de la albacora se constituyó en un deporte no siempre con el objetivo fácil de alcanzar. Y a aún así hay records. Por allí la imagen de un gringo al lado de un pez espada, batiendo un record. Para ser más precisos hay tres records, y uno corresponde a una mujer norteamericana. El Norte Grande fue conocido como el emporio de los records, según la revista En Viaje.

Nuestros faluchos se lanzaban a la pesca de la albacora. En Pisagua un accidente, al caer el preciado botín sobre un humilde bote. Albacorero se le llama a quien debe, lanzar el arpón y clavar este inmenso pez. Debe tener equilibrio y sobre todo puntería. Andrés Sabella, Salvador Reyes han ofrendado en prosa y versos al mar. En Iquique ha sido el poeta Juvenal Ayala, descendiente de pescadores de el Colorado, quien más versado a la mar.

Mayo es el mes del Mar por Prat y Condel, pero a ellos hay sumarle al gran Raúl Choque Bautista, campeón del mundo el año 1971. Y a esos anónimos hombres que montados en sus faluchos parten a la caza de ese inmenso pez, que horas más tarde congregaran a la familia en torno a ese apetitoso plato, cada vez más escaso.

Publicado en La Estrella de Iquique el 22 de mayo de 2022, página 11.

Todas mis crónicas en www.crear.cl