Le bastó a The New Demons grabar un disco de vinilo de 45 rpm, para quedar en la historia de la música popular de Iquique. Y además para que la cartografía de la Nueva Ola, made in Santiago, fijara su mirada en el Norte Grande. Formalmente se disolvieron estos jóvenes del Colegio Inglés, pero su nombre y su obra siguió circulando en casete y en disco compacto. El año 2003, en el programa de TV de la Universidad Arturo Prat, «El oficio de la memoria» hablamos de este mundo y del otro por cerca de 50 minutos con su vocalista Lalo Espejo. Siete años más tarde presentamos el documental de esta banda tan mítica como real.

Sus dos canciones «No llores por amor» y «Todo pasó» se constituyeron en éxitos a fines de los 60. El dial de las tres radios locales, con sus discjockeys, eran los principales propagandista de esta banda. Uno de ellos Nelson Iván Cejas y la Asociación de Comentaristas de Discos, ACODI, fueron fundamentales en la creación de una audiencia que rápidamente respaldó al Loro Boero, Pato Pineda, Roly Lara, Marcial Ayala y Lalo Espejo. Como reverso de esa moneda musical estaban Los Angelos que en la voz de Luis Alberto, compadre de Lalo Espejo, animaban  la noche iquiqueña. Las noches de carnavales y de gamba, sabían de esos sones electrónicos que se hacían ecos de los nuevos acordes que venían del mundo anglosajon.

Lalo Espejo fue el más transversal de todos esos músicos. Su segundo nombre debe ser entusiamo, gentileza y compromiso. De adolescente los admiré y de viejo sigo en la misma. Siempre estaba dispuesto a cooperar y a llamarnos la atención. En el documental comentado,  sus dos canciones son revisitadas en ritmo de rock por Mauricio Santander y en trova por Juan Carlos Rocha. Eduardo «Lalo» Espejo, tuvo siempre la sonrisa en los labios y en los ojos. Derrochaba tanto sociabilidad que optó por morirse al lado de sus amigos, organizando un año más de vida de su querido Iquique English College.

 

Publicado en La Estrella de Iquique, el 13 de julio de 2014, página 19