Más allá del clásico futbolero que enfrenta a los dragones con los delfines (evitó escribir llamos versus huecos) , Arica produce más libros que Iquique. La actividad literaria en nuestra hermana ciudad es dinámica. Y no es un decir, hay estudios que llegan a esa conclusión. Esfuerzos de personas organizadas en atelieres, talleres y muchos con una larga tradición en la escritura y que, menos mal, algunos son iquiqueños radicados en la “eterna primavera”. Es el caso de José Morales Salazar.

La lectura y la escritura son hábitos que se cultivan en casa. Si nuestros padres leen, es probable que sigamos su ejemplo. En mi casa, leíamos todos los días El Tarapacá, yo empezaba con Benetín y Eneas, comics en blanco y negro, luego el deporte. Ferroviario mi padre, le llegaba la revista En Viaje, que tenía a grandes columnistas como Oscar Bermúdez, Sady Zañartu. En Baquedano, de repente aparece esta publicación como objeto del pasado. En la Centenario, para un fin de año, que señalaba el paso de quinto a sexto primaria, mi gran profesor Octavio Villarroel me regala “La cabaña del tío Tom”. Mi madre le hizo un forro de tela, y aun conservo ese ejemplar,  guardado como tesoro del pirata Drake.

En el liceo doña Angelina Chiang y Adriana Peirano, transmiten la pasión por la literatura. Leo Cien años de soledad de García Marquez, La Madre de Máximo Gorki y El Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias. Ciro Alegría me conmueve con su novela El mundo es ancho y ajeno. Además de los clásicos como Edipo Rey, el Cantar del Mio Cid y tantos otros.

En los años 70, Quimantú democratiza la lectura. En Nosotros los chilenos, sobre todo en la serie de Deportes, aparece el Tani y Godoy con la majestuosidad que los caracteriza. El 11 de septiembre de 1973,  los libros alimentan el fuego censurador.

Hay que imitar a los ariqueños. Generar espacios y políticas públicas para la producción de libros. Es deber del Estado, abrir caminos, para que desde la escuela, y sobre todo desde el hogar, se cultive el placer estético de la buena lectura. El acto de leer no será nunca reemplazado por la inteligencia artificial.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 19 de marzo de 2023.