En tiempos convulsos que vivimos, la nostalgia pareciera ser uno de los antídotos contra la ansiedad de un futuro que no sabemos muy bien en qué consistirá. El riesgo de la nostalgia es la creencia de que “todo tiempo pasado fue mejor”.

Los matarifes y su barrio, el Matadero, no escapan a lo anterior. Hombres viriles con un cuchillo al cinto y con sus camisetas con manchas de sangre se apoderaban del sector norte de la ciudad. Tres instituciones lo marcaban: el Dandalo, las parrilladas del Rolo López y el club deportivo. Los matarifes y sus derivados eran parte del paisaje urbano. Papilote, el negro Cloro, el Chato Hugo, el más memorioso del barrio. La lista es larga. Lugar donde nació el gran Tani Loayza, Rubén Godoy y el siempre leal Yoma Guerrero. Del fútbol grandes players como los hermanos Aranda (caballo grande y caballo chico), los hermanos Silva, Marambio, Cachorro y una larga lista que no caben aquí. Muchos de ellos jugaron al baloncesto por La Cruz.

Hoy vuelve el carnaval de los matarifes. La viuda, el rey Momo, el verdugo personificado por el guata de llamo, de la familia Díaz. Un personaje a quien le decían Mickey Rooney por su parecido al actor, pero que nunca se casó con la Ava Gardner, más bien petiso, los vestían como guagua y de mamadera una botella de malta llenecita de vino y un chupón, arriba de un cochecito. Era un bebé que iba acompañado de un matarife vestido de mujer. Por la calle Juan Martínez la comparsa se detiene en el Buque Varado. El agua y el fuego hacen su trabajo. La vuelta al barrio, es espontánea. Tuve la suerte de ver en la plaza Prat, sólo con sus pañales y mamadera en los brazos a Mickey Rooney. Del cochecito y de su “madre” no se tuvo noticias hasta que llegaron al remate en el Dandalo.

Los del Matadero han sido sacrificados. Cerrada su fuente de trabajo se fueron transformando en gente que cultiva la nostalgia, cuestión que los iquiqueños sabemos hacer como ningún otro pueblo.

Publicado en La Estrella de Iquique el 3 de marzo de 2024.