Hay libros que se toman su tiempo para ser leídos. Comprado, en este caso regalado por su autor Luis Seguel Vorphal, Los Tambores de Doménico Modugno, se me visibilizó en tiempo de cuarentena. Y no puede ser casualidad. La casualidad no existe en tiempos revueltos como el que nos toca vivir, históricos, diría un intelectual.

Los buenos libros, como este, deben tener ritmo, una especie de cien metros no siempre planos, en que el corazón se te agita. No te da descanso. Un barrio de Arica levantado sobre un arsenal de plomo. Un barrio, además edificado sobre la pobreza extrema, en la que la violencia en toda su amplitud se muestra sin descaro, al igual que políticos y burócratas del estado que despliegan su ancho y ajeno abanico de promesas.

Un barrio en la que sin embargo, se congrega comunitariamente en torno a un funeral o a una boda. «Somos pobres conformémonos con el amor» exclama el amigo de Parrita. Los personajes al igual que los perros son flacos, con excepción de Ramón, cuya gordura viene a demostrar la pobreza. No existe utopía, todo es distopía como diría otro intelectual.

La pluma de Seguel, maneja al lector como el manager al boxeador que sólo quiere la fama. Arica no es la ciudad de la eterna primavera. Lo es para el turismo, para la Lisera o el Laucho, Azapa con sus aceitunas y sus momias de Chinchorro. Esta es la Arica que mira el Morro lugar que es usado para suicidarse. «Siempre es uno joven para la muerte».

Es el relato de una población en particular, pero en el fondo es de todos los barrios populosos que encuentran en la pichanga en la multicancha (otro eufemismo deportivo) ciertas señas de identidad. La otra te la entrega la droga. «Pero si no juego no soy de la pobla».

La desgracia de Parrita y su obsesión por la canción de Doménico Modugno es el hilo conductor de esta novela. La desgracia de Parrita, o mejor dicho, la vida desgraciada de Parrita parece encontrar consuelo, cuando se enchufa los audifonos para escuchar al italiano. Pero en fondo, la muerte parece ser el ritual que te libra de la pobreza y la miseria. Los demás son zombis.

En tiempo de pandemia, este libro se me antoja anticipatorio. Ayer plomo hoy coronavirus. Recibir este libro fue un milagro de Arturo Barahaona

Bernardo Guerrero Jiménez

Iquique, 24 de abril de 2020

Ficha técnica

Seguel Vorphal, Luis

Los Tambores de Doménico Modugno

Lusevo Editorial

Arica, 2018

lusevoeditorial@gmail.com

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