El desierto está contigo

Conocía el desierto como quien conoce la mirada de un amigo en aprietos. Así como Hemingway sabía de los secretos del mar, Luis Briones, conocía la intimidad de este inmenso espacio. Y lo compartía. Se los entregaba a sus estudiantes, con esa pasión que se advierte en el brillo de sus ojos.

 

Si a algunos, el desierto lo asustaba, el viejo Briones, lo amaba. Parecía perderse entre sus cerros, pero de pronto daba con una salida. El desierto y el viejo Briones se necesitaban.

Hizo del llamado arte rupestre, una de las razones de su vida. No sabemos que secretos se llevó a su tumba. Lo cierto es que lo que sabemos de esas figuras pegadas en rocas y en cerros, se lo debemos a él.

Nada de raro sería qué en noche de luna llena, su figura apareciera sobre esos cerros, mirando hacia oriente, allí donde nace la vida.

Iquique, 17 de febrero de 2021.