La ciudad estaba hecha de madera. Y no de cualquiera. Nuestro Patricio Advis escribió un bello texto que se llama “Iquique, puerto de madera”. Entre la costa y la cordillera se alzó una ciudad con casas de no más de dos pisos que dialogaban con el cerro y con la torre de la plaza Prat. Le teníamos respeto al cielo. Tenían esos miradores que aun quedan, por ahí,   que servían para avistar los barcos entrando al puerto o bien como bajaba el tren salitrero de la inmensa pampa.

Todo era de madera. Material noble que provenían como lastre de Oregón. Supo adaptarse a nuestra naturaleza climática y a nuestra identidad cultural variada. Somos tamarugos, pino oregón, salitre, queñua, sal,  riel, huiro, cactus.

Teníamos veredas de maderas que el tiempo, la desidia y la cerámica sepultaron. Somos de madera y nuestros juguetes también lo eran. Fuimos criados, cual más, cuál menos, intentando hacer nuestros propios camiones. En trabajos manuales, sierra en mano, cortábamos las piezas y luego a golpe de martillo las uníamos. El centro, por la calle Zegers olía a madera. Adentrarse en una barraca era como ingresar a un bosque fosilizado. Un día llegaron los palitroques y la madera adquirió más dignidad aún. Un primo se hizo una bicicleta de con ese material.

En la pampa la madera supo adaptarse al rigor del día y de la noche. El pino oregón se hizo parte del botín de los codiciosos de siempre que desmantelaban lo que quedaba de esa vida salitrera. El escritorio del dueño de la oficina debe adornar alguna casa particular. Los durmientes cortados servirán, acaso, como marcos de ventanas.

Madera noble le dicen a este pino oregón que luego fue reemplazado por otro pino. Clásica tarea en el Liceo era armar sobre un terciado una muestra con pequeños trozos de madera. El maestro Soto, empleado de la barraca Illanes, nos ayudaba en esa tarea. Hora de agradecerle.

Los nortinos supimos abrirles las puerta a esa noble madera. Y ella nos acogió con su tibieza y fortaleza. Con la serie Camino a Oregón, previa a la matiné supimos de su nombre y de su fortaleza.

Publicado en La Estrella de Iquique el 2 de octubre de 2022, página 11.