Mal le está yendo a la cultura. Y le está yendo mal tanto en términos santiaguinos como tarapaqueños. Los cambios en la ley de donaciones culturales, conocida como la ley Valdés, dejan en mal pie a los aportes que los privados vía descuento de impuestos, realizan a esta actividad. Hoy, hay un solo paquete donde las manifestaciones artísticas tiene que competir con el deporte, por ejemplo. En otras palabras, un empresario, tendrá que sopesar si da ese dinero para la edición de un libro, o bien para apoyar una determinada practica deportiva. Si el fin del empresario es la masividad y quedar rápidamente en la retina del público, obviamente que optará por lo segundo. No se trata de quitarle al deporte para alimentar la cultura. Se trata de que ambas actividades, por vía separadas sean objeto de colaboración.
Por otro lado, el gobierno regional de Tarapacá, aún no se decide (no sé que espera) para llamar a concurso de las “Pequeñas iniciativas culturales”. Esta política cultural aprobada por el Consejo Regional (por mayoría con una sola e inexplicable abstención), ha logrado destinar la cantidad de 240 millones de pesos, durante tres año, apoyando 127 proyectos en la región. Este fondo ubica a nuestra región como la única en el país en desarrollar y financiar una política que se mueve dentro de amplio marco de la identidad cultural, abierta y dinámica, y en donde el iquiqueñismo y el ariqueñismo, y toda la ruralidad tarapaqueña tiene cabida.
Estas dos situaciones ponen en entredicho las promesas del presidente Ricardo Lagos, en el sentido de darle una centralidad a la cultura. Se ha hecho bastante, pero ya sabemos siempre es insuficiente. Y las dos medidas ya comentadas van en dirección opuesta al espíritu desarrollado durante la última campaña presidencial.
Como si lo anterior fuera poco, la nueva institucionalidad cultural que en términos regionales debe estar funcionado el 1 de diciembre, muestra falencia sobre todo en los llamados consejos regional que como su nombre lo indica deben aconsejar al seremi de la cultura. Son cargos ad honorem. El senador Valdés, reaccionó a ésto, afirmando que la cultura sigue siendo discriminada, ya que un director de una empresa, nominado por el gobierno le pagan y bastante bien por asistir a reuniones dos o tres veces al mes. En el contexto regional dudo que algún gestor o artista acepte un cargo así, ya que además lo inhibe para participar en concursos. Más que un reconocimiento parece un castigo.
Le está yendo mal a la cultura. Al no ser que se crea que bastan las fiestas culturales o las batucadas para que el arte florezca como callampa. Son necesarias, pero también se precisa tiempo para la creación, para la reflexión. Siento que el Gobierno Regional de Tarapacá se está perdiendo una gran oportunidad para pasar a la historia de la cultura.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 30 de noviembre de 2003