La maldita primavera me privó de conocer a la mujer de Mitre. Arrancaba la mañana y el tren viejo y lleno comía kilómetros rumbo a Retiro. En su dedo ese anillo que denunciaba que su anden tenía pasajero. Nos miramos mientras los argentinos se quejaban de todo. La maldita primavera, canta la Yuri o la Javiera Parra, una vez más me cercó la flor que no volvió a crecer. Cada mañana un tren de Mitre a Retiro lleva a una mujer. A esa hora, me tomó un café a espaldas del mar.