¿Se acuerdan de la Mara Corona? Los recuerdos vienen de esas noches de baloncesto en la Casa del Deportista. Mujeres tras el balón que nos regalaban espectáculos que nos alegraban esas noches de tedio cuando Iquique se inundaba de ese perfume que vomitaban las pesqueras y que aceptábamos con mariana resignación. Jugadoras como Silvia Fajardo, Luisa Palacios, Estela López, Emma Solar, Patricia Báez. Y por cierto de la Mara Corona. Jugaba de defensa. Base se dice hoy.
Hermosa. Nos cautivaba además por su fuerza y efectividad cuando defendía los colores del Eloy Ramírez Ugalde (1905-1989). Un club que llevaba el nombre del ex alcalde comunista que luego del 11 de septiembre estuvo en Pisagua, por segunda vez. El timbre de ese club desapareció. No había que dejar huellas.
El Eloy Ramírez pasó a llamarse Concepción. Luego desapareció. Nadie sabe donde estás los uniformes, los trofeos y las fotos. Su color era el lila, obviamente. Jugó además por Hermanos Gallardo.
Las mujeres como la Mara inspiraron leyendas que como tal pueden ser ciertas. Una de ellas, afirma que el cantante argentino Luis Grillo en un Show 0007, le dedicó una canción. «Lisa ya no eres tú». La otra, que fue la única jugadora de básquetbol, al menos en Iquique, que hizo un autogol. Comprensible por cierto. En plena lucha por encestar, adrenalina al tope, instinto de matadora, la metió en su propio cesto. Corrió a celebrar y tardó escasos segundos, en darse cuenta que todos estaban callados, perplejos. Se había inscrito en la historia nunca contada del básquetbol femenino iquiqueño. Los que estaban ahí dicen que fue en el aro que daba a la calle Serrano, que estaba escoltada por las inmensos cuadros del Tani y de Godoy.
El Peta Castillo, histórico de Alas Negras, me cuenta de su muerte. Me dice: todos estábamos enamorados de ella. Le hacemos el coro a Luis Grillo: «La primavera ha pasado/¿Quién sabe la vida?/ Comience así/ Amor que viene del viento/Se va para siempre/ Y no vuelve más».
Chau Mara, los de La Cruz, te saludamos. Y ponemos un crespón negro en la ancha memoria de nuestro baloncesto.
Publicado en 12 de febrero de 2019