Para los iquiqueños el mes de mayo tiene una importancia que a muchos les cuesta entender.  Aires tricolores se agitan entre el desierto y el mar. Sonidos marciales compiten con los ruidos de una ciudad que hace tiempo perdió  todo respecto por el silencio.

Mayo era sinónimo de escuela. Desde esta se nos preparaba para el desfile del día 20 de mayo.  Las calles cercanas eran usadas para el ensayo. El nacionalismo se nos metía por el cuerpo y el alma.  Había que marcar el paso, sobre el piso de tierra. Los de la 6,  la Centenario,  la de los Chinos, subíamos por San Martín hasta el Cementerio Nª1 bajo la atenta mirada de don José Coloma, un normalista cuya personalidad era inmensa en comparación a su metro y sesenta.  Su vozarrón inconfundible. Siempre nos acordamos de su arenga casi encíclica. “Ricti, rictyi, ricate, usa, usa, hay”. ¿Qué significaba eso? ¿De dónde lo sacó?  El caso es que marchábamos en busca de la gloria y Prat era el camino.

La noche del 19 el dormir era “tranquilamente inquieto”. La lista a no olvidar no era tan extensa: zapatos lustrados, pañuelos y unas cuantas monedas, si es que la había, para la ocasión. Se salía en formación desde la vieja escuela, de madera cuya entrada era por la calle Juan Martínez.  Éramos niños, inocentes y la figura del capitán se nos imaginaba cercana y lejana a la vez.

El desfile del 20 era de los colegiales, cuyas escuelas no pasaban las diez. Tampoco habían párvulos. El regreso a la madre educacional, se hacía a pie. Nos esperaba una bebida, un pan de leche y la arenga de Coloma: “Fuimos los mejores del desfile”.  Más allá de si era mentira o verdad, el pecho se nos llenaba de orgullo.  No éramos Riquelme, pero si Encina, Pizarro, Montecinos,  Gallardo, los que a nuestro modo, nos hacíamos parte de esa gesta heroica que con los años comprendimos que era una guerra por el salitre y que Iquique era peruano y que fue bombardeado por los chilenos.

Publicado en La Estrella de Iquique el 15 de mayo de 2022, página 11.

 

 

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