En los meses de marzo y abril es común ver a jóvenes universitarios, cubierto por vestidos plasticos, con la cara y el cabello pintado, deambulando sin zapatos, por las calles de Iquique. Piden plata para recuperar sus ropas, que están cautivas en calidad de prendas. A través de este acto, estos futuros profesionales, le dicen a la comunidad «somos universitarios».
La sociología nos enseña que la conducta humana no se puede entender sin referirla a los ritos. Estos, son las conductas que señalan el paso de un estado a otro. En las religiones, por ejemplo, el paso de lo profano a lo sagrado, está reglamentado por la realización exacta de ciertos movimientos. Cuando nos persignamos en la iglesia, estamos ejecutando un rito. Pero, la conducta ritual no es sólo monopolio de la iglesia. Los desfiles militares, entre otros, son ritos destinados a penetrar en el altar de la patria, a saludar a los héroes, verdaderos santos seculares.
Necesitamos interrumpir la vida cotidiana, para marcar ciertos acontecimientos. Una despedida de soltero, es un rito, destinado a señalar un antes y un después en el sujeto. Con el mechoneo pasa lo mismo. Sin embargo hay formas y formas de decir que somos universitarios. Afortunadamente se empieza a tomar consciencia de que la manera de mechonear, descrita más arriba, no es la más afortunada. En muchos de los casos, la dignidad del estudiante es vulnerada. La violencia tanto simbólica como material, se hace sentir. En la Unap, las cosas parecen ir cambiando. Los estudiantes de la Facultad de Ciencias Humanas, optaron por desterrar esas prácticas y ofrecer otros tipos de bienvenidas. Otras universidades la han transformado en trabajos voluntarios. Ingresar a la universidad es un privilegio. Egresar en tiempos prudentes un desafío. Los ritos marcan los momentos fuertes e importantes en nuestras biografías. El mechoneo debe ser una instancia de acogida, un espacio donde los mayores les traspasan los vericuetos universitarios, los secretos burocráticos, los códigos académicos. Como lo que hacen ciertas tribus del Africa, en la que los mayores instruyen a los jóvenes en el complejo arte de cazar un león.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 22 de marzo de 2015, página 15