La semana que pasó tuve la suerte de participar en dos grandes eventos que por su naturaleza no tuvieron la cobertura que otros si tienen. Se trata de dos actividades culturales realizadas por aquellos colegios mal llamados municipalizados. El primero fue en la escuela Chipana dirigida por el normalista Jorge Carmona Salfate y consistió en el lanzamiento de la revista Ventanas. Un esfuerzo realizado por la comunidad escolar que agrupa a maestros, estudiantes y apoderados. Una publicación que registra las actividades del colegio ubicado en Chipana con Algarrobo, y que tiene entre sus objetivos la elevación del autoestima de las personas que allí estudian y que allí laboran. La segunda, fue la presentación del grupo de danza que dirige la profesora Viviana Ahumada. Niños y adolescentes dibujaron con sus cuerpos caminos al ritmo de Vivaldi y de Strauss. Finalizó con la puesta en escena de una obra pampina. Con una banda sonora impecable y con versos de Lautaro Flores. La danza, nos puso en escena toda la nostalgia que el salitre nos provoca, desde su fundación hasta la crisis que la hizo desaparecer.
Estas dos actividades, realizadas con capital cultural o sin ella, pone de manifiesto la capacidad que algunos colegios municipalizados tienen, aún en época de crisis, por relevar la belleza en medio de un paisaje urbano tan alejado de ese valor. La revista como las danzas, nos obligan a depositar la confianza en un régimen educacional tan cuestionado como el actual. Pero, no nos engañemos. Esas actividades sólo son posible con personas como el profesor Carmona y sus estudiantes y profesores cuerpo, así como de Viviana, que como buena artista conoce de sobra los mandamientos de este mundo, uno de los cuales reza que el trabajar gratis es parte de la vocación.
Ahora que en el paisaje urbano flamean millones de dólares en banderas que alcanzarían para hacer miles de camisas a los niños pobres, un poco de arte, un tantito de belleza, ayudan a tomar el aire que necesitamos para soportar tanto bombardeo irracional, tanto mensaje salvífico sobre un desnutrido coligüe, tanto “Iquique los necesita”, demasiados “Te defendemos”, mucha “Fuerza del Norte” cuando en realidad el Puerto Mayor, precisa de racionalidades mayores, de gestos y no de gastos. Iquique no necesita Mesías ni don Dinero. En Ike-Ike urgen los consensos.
El Puerto Mayor, requiere más Carmona, más Viviana Ahumada, más Lissette Gómez, más Jorge Andaur, más Mario por Cruz y Berríos, más Iván, por Vera-Pinto y Guerra, más Guillermo, por Ward, Jorquera y Ross-Murray, más Checho González, más Lalo Espejo, más Carrión, más Carlos, por “Sentimiento” Avalos y Morales, más Iris di Caro, más Díaz y más Viola más Teresa Lizardi, más… y mejor no sigo, no porque falte gente, sino porque se me acaba la columna.
Publicado en La Estrella de Iquique