Antes se llamaban góndolas. Creíamos estar en Venecia, pero no, era nuestro Iquique, con muchas calles sin pavimentar, carretas,  coches Victoria, bicicletas y motonetas,  ejercían soberanía en ese espacio público, que son las calles.  Por el lado sur, llegaban hasta las Cinco Esquinas. Y de ahí, por el camino, a pie a Cavancha. Hoy se llaman micros. Por razones que no vale revelar aquí migre del colectivo a la micro.

Tienen recorrido fijo, son cómodas y sus chóferes, tienen ese rara costumbre de saludar y despedirse. Dan el vuelto y se hacen respetar. Tienen un cajón de madera donde ordenan, cuando hay luz roja, las monedas según el tamaño.

Fue una revolución urbanística cuando aparecieron las liebres marca Nissan. El caporal de la diablada, Omar Barreda, se lucía conduciendo una. Pasaba por la calle Errázuriz y se le gritaba con cariño y admiración “¡Farsante!”. En las radios locales sonaba la canción “Penelope” de Joan Manuel Serrat y la noche iquiqueña estaba dominada por el olor a dólares y por las canciones de los New Demons entre otros, como el Ñatito Cortez que en la  Quinta Tropical interpretaba los mambos de Dámaso Pérez Prado.

Hoy la ciudad está colapsada de tanto vehículo. Como nunca la expresión “selva de cemento” adquiere sentido. Por las mañanas cientos de vehículos parecen devorar al puerto de las siete letras. Filas interminables, bocinazos y conductores suicidas tratan de llegar a la hora. Viajo en sentido contrario, en una micro, donde ya nos conocemos. Gente de trabajo que acude puntualmente a sus labores. El sol lentamente despierta.

Arriba de la micro la ciudad es otra. Calles como Libertad nos recuerda que esa linda palabra está petrificada. Se es testigo de cómo echan abajo viejas casas para construir quién sabe qué. A otras les falta una buena mano de gato de pintura. Andar en micro es otra forma de conocer la ciudad. Las micros son la expresión de un transporte público que sin ellas, estaríamos a merced de los colectiveros.

Recuperé este hábito de mi entrañable amigo Guillermo Jorquera que era un asiduo usuario de este bien.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Publicado en La Estrella de Iquique el 23 de octubre de 2022, página 11.

 

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