En la década de los años 50, la ciudad ofrecía atractivos turísticos interesantes. En la gastronomía, el José Luis de la calle Serrano 476, se convirtió en una interesante alternativa culinaria. En el Almanaque Regional del año 1951, se despliega en una página entera una publicidad, en blanco y negro, de lo que se llamó una “Quintita”, un diminutivo de Quinta de Recreo. Se menciona el número de teléfono. El 82. En la mencionada publicación se lee: “Atrae su ambiente campesino en pleno centro de la ciudad”. Agrega la existencia de un “ambiente refinado y distinguido”.
Competía con la boite Nan-King de la calle Thompson 860, en la que además se bailaba. “La Cabaña” otro restaurante, y muy cerca del José Luis, ofrecía en grande letras, “Sopa de almejas”. Pero antes se ufanaba que “desde la Antártica y desde Paris, venían a probar ese exquisito y nutriente plato». El pescado y el marisco era el preferido. Por lo mismo, el gran restaurant “Montecarlo”, de Amunátegui 687, atendido por “simpáticas señoritas”, se definía como “un simpático rincón iquiqueño”. Hablamos de una ciudad de no más de 40 mil habitantes que lucha por salir de la crisis. Su dueño Carlos Silva, padre del Mono y de Mogambo, ambos de Alas Negras, fue un animador sin par de las noches del puerto en crisis.
Todos estos lugares, eres referentes de una ciudad que aspiraba a ser moderna, inspirados en la historia de la ciudad en tanto territorio diverso, aunque esa diversidad, acentuara lo anglosajón por sobre lo latinoamericano. Los chinos, se instalaron en el paisaje local con su deliciosa comida, y dieron muestras de su generosidad regalando los terrenos para que se construyera la histórica escuela Centenario. Además, por cierto de su club de básquetbol, el Chung Hwa, de un prestigio deportivo que iba de la mano de la labor de don Alfredo Chung Carpio.
En la calle Amunátegui, donde el Montecarlo, imponía su soberanía, con sus vitrinas bien adornadas con productos tales como cabeza de chancho, pescados, actuaban como anzuelos para una población que aun no conocía la palabra vegetariano y menos aun el término vegano.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 29 de marzo de 2015, página