Campeón de Chile, en Temuco, el año 1955.
El León del Bajo
Ha muerto el “León del Bajo”, un hombre sencillo que en el patio de su casa, en una inmensa pared de color celeste, tenía escrito el himno a Iquique. Un hombre que sonreía con los ojos y que se le nublaba la mirada cada vez que se acordaba de ese tarde de domingo cuando allá en Temuco, en el estadio del Bajo, Iquique se clasificaba campeón de Chile. Llovía, y como lateral derecho, rompió todas las pelotas, en otras, salía con la elegancia de un caballero como era él. O bien, la pierna firme, pero sin mala intención. Era la pachorra de saberse heredero de la tradición de los campeones del 1929, del 1935, del 1947. Heredero del “Longo” Bermúdez o de don Pedro Damiani. Y no podía ser de otro modo, Oscar Binimellis (Benimelis para todos nosotros), era un caballero criado y formado en las “polvorientas canchas” como la del Iquitados, del Telecomunicaciones, del Lynch o del viejo Estadio Municipal.
Don Oscar nació el 1de enero de 1932. Nació en plena época de crisis, y tal vez de allí haya sacado ese amor propio tan iquiqueño, que frente a la adversidad se sobrepone sabiéndose miembro de una ciudad que no se deja avasallar. Estudió en la escuela Nº 4, esa que está en Arturo Fernández con Orella y Bulnes. Fue uno de los fundadores de esa gran institución que es el “Libertad”.
En los tiempos en que Iquique era respetuoso por sus campeones de Chile, en que la ciudad entera se volcaba a las calles para recibirlos, don Oscar recibió entre tanto homenaje, un carné. Es el cané de “Honor al Mérito” por haber integrado el cuadro que se clasificó campeón de Chile el año 1955. Un carné indefinido que lo autorizaba a entrar gratis a todos los espectáculos deportivos. Un signo de distinción sin duda alguna. Ese documento lleva el número 36 y señala el agradecimiento que los iquiqueños sentíamos por quienes contribuían a engrandecer esa realidad que fue la “tierra de campeones”.
Oscar Benimelis fue el producto de una ciudad que veía en el deporte una práctica ciudadana legítima, valorada y a la que todos queríamos acceder. El deporte fue un estilo de vida que marcó profundamente nuestra forma de ser. Una ciudad que organizada a través de los barrios y de sus respectivos clubes deportivos, resolvió, sin ayuda del Estado, los temas del ocio y de la ocupación del tiempo libre. Una ciudad que se expresaba frente al centralismo, a través del deporte. Oscar Benimelis fue el hijo de una tradición que cada vez nos cuesta más mantener. Pero, y aparte de todo eso, “El León del Bajo” fue un hombre humilde. La modestia era su mejor terno.
Cada vez que se despide a uno de los nuestros, el campeonismo concurre a despedirlo. Allí estaban Víctor Cavieres, Manuel Montecinos, Jorge González, Adrián Díaz, José Mercado, Raúl Vega, Domingo Sacco, y mucho, muchos más, es decir, aquellos que saben de lo que estamos hablando.