Hay otra ciudad que late y transpira bajo nuestras suelas. Es una ciudad mitad verdad y mitad mentira. Una ciudad que a la arqueología le encanta. Ni que decir a los historiadores. Si nuestras calles fueran de vidrios, observaríamos más de un secreto que se nos devela como el sol de madrugada.

Hay y desde hace 10.000 años cientos de muertos momificados. Yacen los chinchorros con sus rituales mortuorios habitando otros lugares. Esos que la arqueología no ha podido descifrar. En los años 60, cuando se construían pocos edificios en el centro, aparecían esas momias como reclamando por la petulancia de esas máquinas y picotas que horadaban sus secretos. Mortajas violadas o bien objeto de curiosidad casi obscena.

Muertos que no descansan en paz. El asfalto los cubre, pero el ruido de los automóviles no les da tregua. El paso de los caballos era una especie de analgésico. Esos muertos, nuestros antepasados no logran descansar en paz. No lo dejamos tranquilos.

Por su parte en el centro de la ciudad, entre la plaza Prat, la Catedral y la Aduana, se teje la historia de una ciudad compuesta por túneles. Dicen que provienen del tiempo del Perú. Hace falta un mapa que devele su existencia y sus conexiones. ¿Para que se habrán usado? En Pueblo Nuevo se habla de la existencia de túneles Las respuestas son centenares. Ni que hablar de los tubos del alcantarillado. Nuestro subsuelo nos tiene mucho que contar. Pero hay saber escuchar esas voces y murmullos.

El inconsciente de esta ciudad tiene sus vericuetos que ningún sicoanalista por muy versado podría interpretar.

Ahí yacen las claves de este Iquique profundo que no se deja amañar con señuelos proféticos. Una ciudad con déficit de memoria, pero no de la oficial, sino de aquella que ha sabido recorrer, no libre de tropezones, de la caleta, del puerto y de la actual que bien no sabemos que es. Lo que está claro es que no es una síntesis de las anteriores. Ciudad cementerio, ciudad de túneles, ciudad de alcantarilla, ciudad enajenada…

Fotografía tomada de un libro de Arriaza y Standen.

Publicado en La Estrella de Iquique el 16 de junio de 2024.