La Universidad Arturo Prat en un gesto que la enaltece, ha nombrado al ciudadano iquiqueño, radicado en Estados Unidos, Pedro Bravo Elizondo, doctor Honoris Causa. Este puntillano que vive en Wichita, nunca ha olvidado sus orígenes. Prueba de ello, son sus constantes viajes a esta ciudad, y su labor como investigador de la literatura e historia de este territorio.

El pago de Iquique, no puede ser más oportuno. Es deber de la universidad distinguir a quienes contribuyen al desarrollo de las ciencias, las artes y las humanidades. La obra de Bravo-Elizondo, es vasta. No se puede entender, por ejemplo, la matanza en la escuela Santa María sin revisar sus trabajos, tampoco el origen del teatro obrero, entre otras aristas de su extensa obra. Quienes lo conocemos, nos hemos enriquecido con su sabiduría y generosidad. Siempre una palabra de aliento, un consejo, un chiste. Hay que decirlo, el hombre es serio y riguroso, revisa sus fuentes, pero no carece del más sencillo de los sentidos, el del humor.

Gracias a la educación pública, y al Colegio Inglés, logró como decía su tío Nazario «ser más que nosotros». Estos actos son los que nos enorgullecen a los iquiqueños. Distinguir a quienes nos distinguen con su pluma. Esta vez Pedro Bravo-Elizondo, fue el elegido. Las escuelas públicas como la 16, y la Centenario, los barrios populares, han sido condecorados. De allí fue posible que niños como Pedro, tal vez con la mirada en el horizonte, haya visto, en otros horizontes lo que los nuestros le negaban. Pero este viajero, nunca echó todas sus cosas en sus maletas. Con frecuencia regresa a casa, y esta vez, se lleva en su bolso, una nueva distinción, tal vez la más importante: ser reconocido por los suyos. Nuestra universidad no hace más que ser fiel a su tradición.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 25 de agosto de 2013, página 22.

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