De los miles de pájaros que nos habitan, hay uno, sincero y blanco, lleno de sonrisas y de acordes. Un pájaro capaz de ponerle música al mismo infierno. Y  es que este pájaro conoce tanto el cielo como el infierno.

Se trata de un pájaro de buen agüero, pájaro nortino, por cierto. Pájaro mezcla de miles de aves de nuestro norte grande, grande como Sabella, duro como el Tani, tierno como la Lemus.

Pájaro cantor, pájaro carpintero, pájaro amigo, pájaro acordeón, pájaro charango, pájaro/ pájaro (¡Que linda es la palabra pájaro!).

Pájaro Maestro de noches estrelladas, pájaro que reinventaste el paisaje musical de nuestros abuelos indios/campesinos y de obreros salitreros, pájaro de veredas capitales, pero de corazón de despacho de la esquina del barrio, pájaro de corazón de Tambo Atacameño. Pájaro hijo de Wiracocha.

Te mando estos abrazos desde este Iquique tan nuestro y tan extraño a la vez.

Abril de 2007, inédito