Hoy en  todo el país se celebra el día del patrimonio. Los museos se abren, hay actividades artísticas, intervenciones urbanas entre tantas otras manifestaciones. En Iquique algo parecido sucederá. Pero me imagino que poco o nada habrá en torno al tema del patrimonio deportivo.

En nuestra ciudad  hay un grupo de ciudadanos preocupados en forma activa en este tema, a saber, el de la riqueza deportivo, esos son los deportistas. Hay que aclarar que el patrimonio no sólo es el Palacio Astoreca o el Teatro Municipal, sino que también lo es el viejo Estadio Municipal. No hay que olvidar que el estadio “Centenario” de Montevideo es patrimonio de la humanidad. Desde la década de los años 60 se viene insistiendo, entre otros, Luis Cobarrubias, Eduardo Mc Donald Farías, Alfredo Chung, Hernán Cortéz, en la idea de un museo del deporte. Es decir, en un sitio que albergue y de cuenta de la extraordinaria historia deportiva de los iquiqueños. Hoy se ha organizado un grupo que persigue lo mismo encabezado por Ariel Standen. Esto sin olvidar el tremendo aporte a la memoria que realizan los ex-púgiles de la mutual “Estanislao Loayza Aguilar”.

Una política destinada a salvaguardar el patrimonio deportivo se inicia por recuperar el viejo Estadio, acaso el último símbolo de la tierra de campeones, que permanece en un estado calamitoso. La épica deportiva es algo que precisa proyectarse y reverenciarse. Acaso un monumento al deportista iquiqueño sea una necesidad tan sentida como erguir otro tipos de obras recordatorias. Para ello hay que despejar la idea de que el patrimonio sólo son las artes y la cultura, cultivada por lo general, por una élite. Es tan patrimonial nuestro querido teatro Municipal como nuestro Estadio Municipal. Este último es la memoria de nuestras grandes perfomance. Y no es posible mantenerlo tal como está.

En este día donde nos volcamos a ver nuestros museos, es bueno recordar que hay otros sitios, otros lugares, que son nuestros, por la sencilla razón que allí están nuestros mejores recuerdos. El viejo Estadio construido el año 30 del siglo pasado, requiere una puesta en valor. Lo mismo hay que decir de la estación de ferrocarriles.

El cuidado del patrimonio necesita de ciudadanos activos. Y son los deportistas quienes nos enseñan una vez más, que sin participación activa (la que no tuvimos cuando echaron abajo la Casa del Deportista, la cancha del Castro Ramos, el Círcolo Italiano, entre tantos otros sitios)  no conseguiremos lo que buscamos.  En esos recintos se alberga parte importante de lo que fuimos y acaso de lo que seremos. Como dice, Christian Bromberger «Una íntima ligazón une al espectador y a su estadio,  como a los campesinos con sus campanarios”. Eso es patrimonio.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 27 de mayo de 2007