El Pepe fue un deportista y artista notable. Su nombre empieza a sonar siendo atleta en la categoría juvenil. Fue campeón sudamericano en Cali, Colombia. Tuve el privilegio de compartir pupitre en el Liceo de Hombres, entre otros, con el Polo Saunero, los Ávalos, Rodrigo y Juan, Paniagua y Banchero, y por cierto con el Laucha Rivera y el Peta Castillo. Tranquilo, pero inquieto, abandonó el deporte y se enamoró de la fotografía. Luego tomó una cámara en Telenorte e inauguró el documental de autor que se adentró en parte del alma de Tarapacá.

«Carnaval de Isluga» (1978) es el primer documental que se realiza sobre los aymaras del Norte Grande de Chile. En él, el Pepe, despliega recursos estilísticos de vanguardia para la época. Es un documental que no se amarra al verismo antropológico. Un aymara que porta en sus manos una radiocasete de Zofri de fines de los años 70, y que escucha a Serrat cantando un poema de Miguel Hernández. Además su cámara registra una wilancha en la que la sangre de un llamo sacrificado en agradecimiento a la Pachamama, constituye uno de los momentos más dramático de este trabajo.

De vez en cuando aparecen por ahí algunas fotografías tomadas por el delgado artista que la vida le cambió tras su encierro en el campo de concentración de Pisagua. Escribo sobre el Pepe, porque su obra necesita su rescate y resguardo. Además que los nuevos realizadores precisan encontrarse con quien abrió los caminos. El Pepe no era solo un buen artista, era un hombre humilde que nunca se dejó engatusar por la fama, moda pasajera, y menos por los halagos fáciles. Vivió y murió en su tierra natal (1953-1992). Fue velado en la San José, esa parroquia de la calle Riquelme, que en los años ochenta, abrió sus puertas a las voces disidentes.

Recordar al Pepe aparte de un acto amoroso, es enhebrar el pasado con el presente para que desde aquí, cada vez que neguemos al padre, se nos aparezca ese flaco, con su sonrisa ancha contándonos de sus proyectos. Más de una vez escuchamos a Serrat cantando en catalán.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 27 de mayo  de 2018, página 15