Al celebrarse los cien años de la independencia nacional, el país movilizó sus recursos tanto materiales como simbólicos para recordar ese acto.  En el norte grande la ocasión era propicia para continuar consolidando  la soberanía de los territorios ocupados como consecuencia de la Guerra del Pacífico.  Al norte grande, ayer sur peruano, había que dotarlo de una nueva identidad. Y esta debía ser la chilena. Y que mejor que levantar un monumento a la figura de Arturo Prat.  Aun cuando a figura del capitán de La esmeralda estaba presente en el imaginario de la época, era necesario, representarlo en una obra monumental.

Las notas de prensa sobre todo de El Tarapacá, indican que ese acto no estuvo exento de problemas. Pero además tuvo algunas singularidades.   Y una de ellas es que el costo de ese monumento fue financiado por la comunidad. Deben haber sido los comerciantes y otras “fuerzas vivas” las que habrán aportado para tal construcción y emplazamiento. El citado diario se queja del tiempo que ha pasado para que Prat sea homenajeado por los iquiqueños. Dice: “porque es verdaderamente vergonzoso que vayan transcurrido los meses i los años i no se vea alzarse la estatua del héroe de Iquique, adquirida por erogación popular”.

En Santiago con claras influencias europeas se construye la Biblioteca Nacional y el Museo de Bellas Artes, mientras que en la ciudad del “oro blanco”, las colonias extranjeras, se movilizan para dar testimonio del afecto que sienten por el país que las acogió.  Los chinos, por solo dar un ejemplo,  donan el terreno donde se alzaría la escuela Centenario Nº 6.  “Esta madre educacional” por si a alguien se la ha olvidado, cumple también un siglo.

Era tal la molestia de El Tarapacá que escribe: “Deben concluirse ya las discusiones  i tomarse una resolución  definitiva, por lo que está pasando con el monumento a Prat nos presenta como anti-patriotas, nos coloca en la pelota  del ridículo ante las colectividades residentes”.  Esta nota es de julio del 1910 y aún, como dice la prensa no se ha determinado ni siquiera el lugar donde se levantará  la figura de héroe. Por lo mismo en la Intendencia se realizó una reunión, para definir el lugar exacto de su emplazamiento.

Todo lo anterior sirve para ver como la celebración del Bicentenario parece correr por los mismos cauces del Centenario. Terminando el mes de julio, no tenemos aún claridad sobre el tipo de obra que se levantará y que tenga, por cierto, un claro sentido conmemorativo. El Palacio Mujica sigue en ruinas, el Teatro Municipal continúa en espera. La nota a la que hemos hecho alusión sigue teniendo vigencia. Otros actores, otros intereses, otros iconos, pero en el fondo sigue presente nuestra falta de planificación.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 22 de agosto de 2010. Página A- 12