René Antonio Valjalo Ramírez
Nació en Humberstone, el 6 de mayo de 1926. Esto escribió la revista Estadio el día en que debutó por Unión Española:
Valjalo
Quien llegó atrasado al match de Unión Española con Badminton no pudo orientarse al principio en la constitución del equipo rojo. Algo le salto a la vista, de inmediato. Algo nuevo. Algo que le llamó poderosamente la atención.”¿Quién es el insider derecho?”-preguntó, por fin. Ahí estaba lo que le había sorprendido. Su mirada investigadora había caído, de entrada, en la magnifica estampa de ese jugador que él no conocía. Su gallarda apostura lo dispuso en su favor. Y no tardó en ir descubriendo virtudes y más virtudes en su juego. Le impresionó inmejorablemente el exacto sentido del pase que revelaba el insider; y comenzó a hacer lo que hacen todos los hinchas: seguir al jugador y ponderar en alta voz sus jugadas: “Mire que bien esa cortada; vea que oportuno ese cambio de juego: observe como se desprende de la pelota; ¿Qué le pareció ese chutazo al arco?”.
Terminó el partido y salio entusiasmadísimo. Averiguó antecedentes y supo que aquel insider de recia contextura, de juego sobrio y efectivo, de caminar gallardo y de aplomo consumado era un joven producto del semillero de Santa Laura. Un muchacho de apellido Valjalo, formado en la Unión desde pequeño. Fue otra sorpresa para el hincha interesado. El estaba convencido de que ese insider tenia que ser argentino, o cuando menos alguna figura que los españoles presentaban de improviso. Por cierto que le alegró saber que era un joven debutante, inexperto aún, no obstante la suficiencia de atributos que mostrara, o que el, el hincha, había creído advertir en su juego.
Y se dispuso a seguirlo observando.
Quizás el conocimiento de que no era un consagrado lo hizo ser un poco mas acucioso en su examen y un poco mas severo en su juicio. Se apartó intencionalmente de todo lo muy bueno que captara una semana antes, decidido a no dejarse impresionar de antemano. Y en tal disposición reparó esta vez en las imperfecciones, muy naturales por lo demás, del joven jugador. Observó, por ejemplo, cierta reticencia en él para arriesgar algo, cuando tenia la pelota en los pies. El excesivo personalismo malogra muchas buenas intenciones, pero, por el contrario, la excesiva timidez de hacer algo por cuenta propia también resulta contraproducente. Y eso fue lo que Valjalo. Luego, al seguirlo un rato en sus movimientos, le pareció algo lento. Cierto es que siempre estaba corriendo, pero sus carreras eran a un mismo ritmo, sin pique, sin vivacidad. Mas un trote que un carrera. Después, en una situación producida frente al arco rival, salto demasiado erguido y la pelota fue muy alta. Dos o tres veces observó lo mismo, con lo que concluyó que Valjalo es todavía un poquito duro. Y en eso estaba cuando terminó el partido.
Después hizo el balance. Entre virtudes y defectos, aquellas superaron a estos. De la comparación, concluyó que Valjalo es un diamante al que falta todavía la mano del buen orfebre. Y el hincha quedó plenamente satisfecho.
Megafono
Tomada de la revista Estadio.
7 de Septiembre de 1947