1916-2010

 

Nació en Iquique, y jugó por Unión Pueblo Nuevo. Campeón de Chile con Iquique, el año 1938.

 

Los jugadores nortinos siempre encuentran dificultades  cuando son transplantados a la capital. No es solo el cambio de ambiente, ni de modalidades, no es eso únicamente eso que llaman “pensione”, que suele poner tristes a los provincianos que se pasan días enteros pensando en la novia y en la familia. Es que los nortinos están acostumbrados a jugar en canchas de tierra y de arena, con puentes en los zapatos y en un terreno demasiado blando, donde la pelota suele morir sin dar botes. Por eso, con los nortinos hay que tener paciencia, esperarlos, darles una y cien oportunidades. Son tantos los casos de jugadores de Iquique que, habiendo resultado mediocres al comienzo se consagraron espectacularmente al año de juego que no vale la pena ni recordarlos.

Salfate no fue una excepción. Vino con la selección de Iquique que allá por el año 36 y en seguido llamaron la atención su seguridad en el despeje, su buena colocación y su firmeza física. Anduvieron varios clubes con deseos de dejarlo, y fracasaron. Hasta que, a comienzos del 38. Colo Colo fue a Iquique a buscarlo y se lo trajo. Los primeros tiempos fueron horribles. No podía acostumbrarse al juego santiaguino; se sentía solo en la capital; no se afirmaba en el pasto. Todos eran dificultades, y hasta sentía a veces grandes deseos de regresar a su tierra y olvidar su aventura metropolitana.

Pero se quedó. Colo Colo estaba dispuesto a esperar, y tuvo razón. En 1939. Salfate comenzó a demostrar su calidad, su recia contundencia en el área chica. Ese año su club fue campeón, y él quedó cotizado como el mejor zaguero del campeonato. Formó en la selección chilena que actuó en los partidos por la Copa Presidente Ríos. En Buenos Aires, haciendo pareja con un astro que ya comenzaba a declinar; “Cotrotro” Córdoba.

Salfate tuvo siempre el típico juego de los zagueros que se quedan atrás, que esperan en el área y que, a base de colocación y calidad, salvan el  peligro en última instancia. Bien plantado, certero en el despeje, sin mucho pique pero con mucha visión. Salfate fue el tipo del que ahora se llama “back-centro”, que tanto se parece al back de atrás de los tiempos viejos. Sin embargo, y he aquí el contrasentido que significa un hombre triunfando fuera de su puesto. Salfate fue zaguero derecho del team del campeón chileno de 1941, estricta modalidad inglesa: con los dos  zagueros en las puntas, sobre los wingers, y el centro half en el medio sobre el centrodelantero. Salfate debió entonces recostarse sobre el wing en una formula que, lógicamente, no podía acomodarle. Y, sin embargo, triunfó en ello. Tanto que en aquel triangular que organizo el instituto albo, debió entendérselas con Loustau…y esa noche el maravilloso punteros riverplatense no se vió.

El año cuarenta y dos Salfate fue a Montevideo con la selección chilena, y a pesar de aquellas dos goleadas iniciales, su faena fue grande, de veras. Sobre todo en aquel cotejo contra los argentinos, que terminó bruscamente al final del primer periodo. Pero también ese año lesionado durante varios partidos y a causa de una performance bajo frente a Magallanes, fue pasado a la reserva sin sueldo.

En el team de la cruz verde volvió a formar la zaga con “El indio” Camus, igual que en Colo Colo. Pero allí se produjo más tarde un cambio fundamental: Salfate comenzó a actuar como zaguero-centro, justamente en el puesto que, lógicamente, mas acomodaba a sus condiciones físicas y técnicas. Allí, en el medio el área chica. Salfate se transformó en un coloso, hasta tal punto que, años mas tarde en 1945, se dijo, con toda justicia, que el zaguero iquiqueño atravesaba por el mejor momento de su carrera. Y ya andaba por los treinta años.

1945 fue otro año que Salfate ha de recordar con enorme satisfacción. Green-Cross formó un elenco con una mayoría de jugadores desplazados de otros clubes, considerados ya fuera de actualidad, pero que, indiscutiblemente, eran hombres de calidad. Y se ganó el campeonato con cierta comodidad. Salfate, ya quedó dicho, fue uno de los puntales del campeón, y jugó con señorío y calidad durante toda la temporada sobrio, tranquilo, el iquiqueño impuso su clase y su veterania pleno de confianza y de fortaleza física, con su organismo bien cuidado por una vida seria y dedicada al deporte.

A Salfate le habría gustado terminar su campaña futbolística en Colo Colo, club que lo llevo a la consagración; pero no puede negarse que en Green Cross conquistó honores y satisfacciones grandes. Para Green Cross fueron sus últimos desvelos, y en ese titulo de campeón que con legítimo orgullo recuerda aun el club de la cruz verde, cuando ya se le consideraba un jugador terminado, supo destacar como grande, en plena madurez de su brillante carrera de futbolista.

Una carrera deportiva que al comienzo pareció incierta, como la de todos los muchachos provincianos, que encuentran grandes dificultades para ambientarse  pero que pronto se encauso vigorosamente, a favor de las ponderables virtudes de jugador y de hombre que había en este iquiqueño que conocimos por primera vez allá por 1937.

Fue entrenador el año 1959 de Coquimbo Unido.

Ticiano.

Tomada de la revista Estadio.

Fecha de publicación: 17 de julio de 1950

El Mercurio, en su edición del 3 de octubre de 2010, escribió:

Crack de Colo Colo en los años 30 y 40, a los 94 años de edad murió -el 25 de septiembre pasado- Santiago Salfate. Ayer la gente que asistió al Monumental le dedicó un interrumpido minuto de silencio. El zaguero jugó siete temporadas en el Cacique desde que arribó al club en 1938 (debutó contra Badminton). Obtuvo los títulos de 1939, 1941 -invicto-, y de 1944. También militó en Green Cross (1945) y con la selección chilena disputó los sudamericanos de 1941 y de 1946, marcando un gol a Brasil.