Se ha vuelto ya un lugar común encontrar malo o muy malo, todo lo que los jóvenes hacen. De otro modo no se explica tanta expresión injusta con respecto a ese estado de la vida que el poeta definió como “juventud, tesoro divino”. “Antes éramos más sanos”, se afirma categóricamente. Se olvidan los que fueron jóvenes que también fueron irreverentes, y que se vestían imitando a Elvis Presley, a Tom Jones o los Beatles.
Los sociólogos que se ha dedicado a estudiar el tema de la juventud han coincidido en señalar que todas, o casi todas las definiciones que se han dado para entender este período, son adultocéntricas. En otras palabras, se hacen desde la adultez (la juventud es un estado transitorio, es una época de moratoria, etc). Las nuevas investigaciones tratan de superar esta miopía. Es así como, por ejemplo, se habla de tribus urbanas para entender mejor a ciertos grupos de jóvenes. Esta metáfora señala la necesidad del estar juntos y de diferenciarse de otros. Es una busca de identidad, que se expresa en la vestimenta, la música, los tatuajes, el grafitis, etc. Todo ello en un contexto de una sociedad que no tiene nada que ver con aquella que conocimos cuando éramos jóvenes. Se dice, y con justa razón, que la sociedad en que vivimos hoy, es de tipo postmoderna.
Esta sociedad postmoderna ha traído nuevas formas de sociabilidad urbana, y también nuevas formas de ocupar el tiempo libre. Una de ella es el skater. Un deporte que desafía nuestra forma clásica de ver las competencias. La calle es la principal cancha de esta manifestación, tal como lo fue en nuestra infancia. Precisa de habilidades y destrezas como jugar al basquetbol o al fútbol.
El skater aparece en Iquique como una actividad reprimida por las autoridades que en su adultocentrismo no logran entender. Es frecuente observar en la ciudad grupos de jóvenes movilizados en esos medios de transportes haciendo piruetas y, de paso no molestando a nadie. Han ocupado espacios públicos porque no tienen un lugar para realizar sus actividades. Y creo que la naturaleza de este deporte, es precisamente el escenario de la plaza, los parques, espacios abiertos sin fronteras.
Es una forma de tomarse la ciudad., ya que no les interesa la política oficial y formal. Se manifiestan en tanto colectivo sociocultural y político mediante esas acrobacias. No es que no estén ni ahí. No están ni ahí con la política que los adultos les ofrecemos. Así como a través del fútbol podemos entender la patria, a través del skater podemos entender a ciertos grupos de jóvenes. La calle no es sólo de los partidos políticos, o de los grupos evangélicos, sino que también de todos aquellos grupos que no tienen voz para expresarse. Y los que realizan estas prácticas son uno de ellos. El skater es un lenguaje que remite a jóvenes en busca de espacios y de identidad
Publicado en La Estrella de Iquique, el 7 de agosto de 2005, página 9