El tango evoca el día domingo por la tarde, nos conduce a la radio AM y por cierto, a la infancia. El tango es nostalgia. Pero ese es el tango de ayer. El de hoy, el así llamado nuevo tango nos lleva por otros senderos, en la que por cierto, la infancia es también una más de sus estaciones. Escuchar “Nostalgias” o “Nieblas del Riachuelo”, es ver a nuestro padre patrullando la casa.
Un libro de Ernesto Sábato titulado “Tango”, de la Editorial Losada, definía a esta música como “un sentimiento triste que se baila”. En “la tristeza azul de los domingos”, el tango majestuoso nos recuerda esa comunidad llamada infancia. En el otoño iquiqueño donde no se caen las hojas, pero si la nostalgia, el bandoneón es la llave que abre la puerta del pasado.
Iquique olió por mucho tiempo a tango. Una vez más el salitre nos trajo de tierras argentinas esa música y por cierto zambas y bagualas. En los años 50, nos visitaba la orquesta de Mario Córdoba y las pistas de bailes enloquecían al compás del bandoneón.
Fue tanta la influencia que un conocido bar en la calle Tarapacá casi al llegar a 21 de mayo, se llamaba “Cuartito Azul” tal como el tango de Mario Battistella y Mariano Mores. Luces de ese color inundaban el ambiente, mientras los parroquianos arreglaban el mundo. Y que decir de la estética que la acompañaba. Muchos de los nuestros se inspiraron en Gardel para pasearse por las veredas de maderas. Pañuelo al cuello, cabellos engominados y paltó cruzados parecían resucitar al mismísimo Gardel. El cine argentino, por su parte, nos traía imágenes de la infancia de Alberto Castillo en esa película que habla de uno de los corazones del tango: el barrio. Mientras que nuestras mujeres querían ser un como Libertad Lamarque.
Floreal Toledo Rojas, Mario García Ruiz y Jaime Iturrieta Labra, prestaron sus voces y su pasión para conducir programas de música rioplatense. No hace mucho, una dama, Alicia Acuña. nos acunaba con las canciones de Gardel, Troilo, Cedrón y tantos otros. Otros han tomado la posta de estos viejos “troesman”, uno de ellos es Marcelo Hurtado.
El tango marcó y sigue marcando estilo. Y lo hace posible ya que ha sabido reiventarse. Al tango de Manzi y de Castillo, y con mucha devoción Piazzolla le inyectó los sonidos de ahora. El Cuarteto Cedrón, Rodolfo Mederos, Gotan Project y una cantidad de grupos jóvenes vuelven sobre sus bases para crear melodías que den cuenta de ese Buenos Aires que Enrique Discépolo y Enrique Cadícamo no alcanzaron a conocer. Macedonio Fernández dijo y con justa razón: “El tango es lo único seguro en nuestra cultura, no consulta con Europa”. A comienzos del siglo XX en el Teatro Municipal se estrenó un tango llamado “Iquique”.
Esta ciudad, a veces, de tarde en tarde, y sobre todo aquellas del día domingo, se parece un poco a Buenos Aires.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 28 de marzo de 2007