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Algo de especial debemos tener los iquiqueños, que nos hace ser un pueblo y una cultura diferente a las de otros pueblos.

Hay un sello característico, una impronta, un estilo que nos distingue de los otros.

Y este sello, esta impronta, este estilo, tiene que ver con nuestra historia, con el modo en que los iquiqueños nos hemos ido haciendo. Tiene que ver, por ejemplo, con figuras como Arturo Prat y su gesta heroica. Tiene que ver también con esos miles de migrantes que llegaron a poblar nuestra zona. Tiene que ver con los croatas, con los ingleses, con los italianos, con los chinos.

Pero también tiene que ver con personas como el Tani Loayza, que al igual que Prat y los suyos, debieron en combates desiguales ofrendar la vida. En el caso del Tani, ofrendar una victoria que era segura, por una derrota que a los iquiqueños nos supo amarga.

El Tani y su gesta heroica también, peleando con su tibia quebrada, es la marca que a los iquiqueños nos persigue. Los iquiqueños, al igual que el Tani, hemos desarrollado nuestra existencia en condiciones adversas.

La crisis económica nos ha acompañado por mucho tiempo. A veces pareciera que la suerte nos sonriera, pero no sabemos cómo, y de un modo agazapado, se nos viene la mala suerte, la crisis.

Fue con el salitre, fue con las banderas negras.

El caso es que Iquique frente a toda esa adversidad, supo proyectarse a nivel nacional e internacional gracias a sus deportistas.

Fueron hombres y mujeres con una fuerte identificación con esta patria chica. Los que enarbolando los colores celestes y premunidos de mística y coraje, de garra y amor propio, fueron capaces de vencer los más grandes obstáculos.

Cuando se quiere a Iquique, cuesta salir de él. Y cuando se está en otra parte, por muy bien que a uno lo atiendan, siempre uno echa de menos la calle, la esquina, los amigos.

A muchos de nuestros campeones les pasó eso. No soportaban la idea de salir de Iquique a competir en otros lugares. Echaban de menos. Pero, pese a eso, ganaban.

Debo confesar que acabo de escribir “El Libro de los Campeones” y que no fue tarea fácil. No puede ser fácil imprentar en páginas blancas el sudor y el esfuerzo, la garra y la pasión. Leer una hazaña deportiva no es lo mismo que haberla vivido. Pero fue tarea grata y es mi aporte a Iquique.

Espero que con la ayuda de ustedes, no sea el último.