El diccionario del patrimonio está lleno de expresiones como el de la pérdida de las tradiciones y su posterior, rescate. En nuestro quehacer en el tema del patrimonio, en muchos de los casos, aparece el síndrome de la perdida. Hay sin duda alguna, mucho de nostalgia. Después de todo, eso es la nostalgia: sufrir por la pérdida. Peor aun, en la que se añora incluso lo que no existió. ¿Pero por qué desaparecen las tradiciones? ¿Por qué lo que antes era una realidad cierta, ahora no lo es?
Iquique hasta los años 70 del siglo pasado, en el mes de febrero, en sus barrios populares la comunidad se juntaba para organizar el carnaval. Actividad auto-gestada que no precisaba recursos externos. Se organizaba en base al tremendo capital social que el barrio poseía. Se montaba sobre estructuras como el club deportivo, el baile religioso, y mas que nada se edificaba sobre el tejido barrial: esquinas, bares, oficios. Es decir en un barrio que se identificaba con el territorio. Luego del golpe de estado, el impacto de la Zofri, el tráfico y consumo de drogas, el neoliberalismo, entre otras factores, como el boom inmobiliario, y las nuevas migraciones, produjo la desterritorialización del barrio. Sus habitantes debieron migrar a otros sectores de la ciudad. El contacto cara a cara se esfumó. Usando la expresión de Levi-Strauss, el carnaval perdió eficacia simbólica. Ya no impacta a sus miembros y éstos no sienten la necesidad de estar juntos en torno a esta actividad. Al no vivir juntos, la tradición oral no cumple su función simbólica, cual es, afirmar que “así los hicieron tus abuelos”, y por lo mismo, “tú debes continuarla”. El carnaval además de ser movilizado por los habitantes del barrio, sostuvo siempre una capacidad crítica contra los poderes oficiales. En plena dictadura, tanto los carnavales de El Morro como el del Matadero, enarbolaron sutiles críticas al régimen militar.
No hay que dramatizar. Las tradiciones no son de tiempos inmemoriales, se inventan. Los patrimonios así como las tradiciones también desaparecen. Pero nos queda siempre el recurso de inventar nuevas.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 24 de septiembre de 2017, página 25