Corea del Sur, se convirtió en la bestia negra del fútbol italiano. Y lo habían anunciando, cuando sus hermanos, los coreanos del norte, inspirados en Kim il Sung, derrotaron al país de la Loren en el mundial del 66. Ambas Coreas, dando cuenta que son una sola, eliminaron al país de la bota.
“Cosas del fútbol” diría el refranero. Sin embargo, ese gol, al igual a aquellos que los argentinos, vía penal, le hicieron a los italianos en el mundial del 90, sirvió para despertar las miserias de aquellos que no entienden que el fútbol, es sólo eso, fútbol. Ahora le tocó al turno al jugador de Corea, Ahn Jung. De los registros del Perugia, sin mayor brillo en el calcio, se convirtió en el héroe nacional del país anfitrión. La primera reacción xenófoba corrió de cuenta del presidente de esta institución quien dijo a la prensa: “llegó a Perugia en un Daewoo y de Perugia se irá a patadas en el culo».
Ha sido, como se verá un gol nada de inocente. La potencia futbolística que dice ser Italia, se desarmó pagando caro a una disposición técnica que llevó a Trapatoni, incluso en pensar, en poner a un segundo arquero. Ahn Jung, ha sido expulsado, por el pecado de convertir, por su nación a otra que lo tenía empleado. A los 116 minutos de juego, un certero cabezazo, hizo que toda la República, se tomara la cabeza a dos manos. El presidente del Perugia, sacó del cajón de su ideología, el mejor argumento que encontró, y no halló nada mejor que decir: “Yo soy nacionalista y considero esa conducta no sólo una afrenta para el orgullo italiano, sino también una ofensa para el país que hace dos años le abrió las puertas». Es fácil advertir, como el fútbol, puede verse, en términos simbólicos, como una confrontación entre naciones. Un simulacro de ocupación y de penetración. David ha vencido al Goliat, pero esta vez, este último, ha sido un gladiador timorato y carente de autoestima. El David, coreano, supo, en momento, jugar como alguna vez lo hizo el PSV Eindhoven a finales de los 80,y casi todo el fútbol holandés. La Corea, la de los TV y de los microondas, jamás renunció al triunfo.
No obstante, este racismo que el presidente del Perugia no esconde es también compartido por la prensa italiana. Así, un diario romano dice:” es alérgico al idioma italiano, que sólo sabe decir «ciao», que durante meses ha tenido fuertes problemas de alimentación, ya que no le gusta la comida italiana, y sólo se alimentaba de chocolate, de ahí que al jugador, que hace de modelo para una casa de cosmética y perfume, le salieran gigantescos y feísimos granos».
Con todo, con grano y con un deficiente italiano, el coreano, entendió mejor que los italianos, que en el lenguaje del fútbol, un gol, y si es de oro, suena mejor que un idioma pronunciado con todas las eses. Un gol de ese calibre, tiene mejor aroma que unas pizzas o unas pastas que en sí, son deliciosas. Un gol es un gol, y más aún si es de oro. Ese gol olía a chocolates.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 23 de junio de 2002, página 9